4 sept 2018

Sé el cambio que quieres ver en el mundo

2 comentarios:

A cinco cuadras de mi casa

Cuando era más chica asigné esta frase como premisa principal de mi filosofía de vida. Entendía por ella que no solo debo ser un ejemplo o modelo de persona para mejorar las cosas de mi entorno y del mundo sino que mis actitudes positivas podrían contagiar a las demás personas y así lograr que muchas hagan cosas buenas por el bien de la sociedad. En esa época comencé a asistir una vez por semana a comedores comunitarios y realizaba actividades recreativas con las niñas y los niños de los barrios más carenciados del conurbano de Buenos Aires.

Creí que si yo misma me esforzaba por mejorar las cosas, realmente todo iba a mejorar. Pero las sonrisas de esos niños duraban lo que duraba mi visita, porque al volver a sus realidades todo era distinto y yo no podía hacer nada para cambiar sus condiciones de vida. Yo sí era un cambio en el mundo porque comencé a hacer algo por lo que creía que estaba mal, pero no lograba cambiar por completo el mundo ni la vida de nadie. Mi ejemplo ni mis acciones iban a conseguir que el hambre y la pobreza dejaran de existir porque eso jamás dependió de mi voluntad individual sino la de una base y un sistema social que va más allá de mi misma.

Después de darle vueltas y vueltas a la frase, concluí que la responsabilidad individual de la que tantos hablan es una acción aislada que se desfigura en el aire mientras la gente que tiene el poder de dirigir y manejar las condiciones sociales y económicas hace lo contrario a mi propia acción idealista de cambiar el mundo. Ayudar a los demás comenzó a significar algo mucho más que la simple solidaridad y el buen corazón.

Dicen que sé el cambio que quieres ver en el mundo lo dijo Gandhi, un gran influyente político de la India que predicó la paz y el nacionalismo y que hoy en día es reconocido mundialmente por su buen ejemplo. Es casi como una figura a lo Frida Kahlo, lo podemos encontrar en todos lados: en librerías, películas y hasta en diseños de almohadas para decorar ambientes.

Yo soy el cambio que quiero ver en el mundo, pero a Gandhi le faltó explicar un par de cosas más. Por eso aún me pregunto qué hay detrás de esa famosa frase que cada vez que la leo y la pongo en práctica siempre encuentro algo nuevo.

Leer más...
Leer más...

4 jun 2017

Viajar en tren

1 comentario:
Viajo en el tren Roca hace más de una década. Cuando era chica solía frecuentarlo con algo de miedo: había mucha gente extraña y el entorno reflejaba una realidad alejada de lo que era mi hogar.
Ahora, y después de empezar a estudiar (y tener que viajar varias horas para eso), comencé a pasar más tiempo sentada en el tren que en mi propia casa. Todo eso que era ajeno y desconocido, en un par de meses se volvió parte de mi vida diaria.

Como estudiante de ciencias sociales a veces convierto los espacios que visito en campos y objetos de estudio. En este caso, el tren Roca se volvió mi lugar favorito de observación (una porque no me quedó otra y dos porque lo que pasa allí dentro refleja claramente lo que le ocurre a nuestra sociedad).
La comunicación visual es alta, los intercambios de palabras son escasos, los pensamientos son fuertes y, si es posible, se evita cualquier contacto físico (incluso cuando a la mañana el tren está lleno y viajamos todos apretados). Los únicos que hablan en este espacio público son los vendedores ambulantes.

Recuerdo lo distinto que era todo antes: un vendedor era un pobre desgraciado que no le quedaba otra que vender algo en el tren. Capaz llegabas a Constitución y solo te cruzabas con dos o tres en el viaje... siempre eran los mismos. Este año se ve todos los días a un vendedor nuevo, uno detrás del otro. No pasa un minuto que el de atrás ya está presentando, por diez pesos, con esa voz llamativa y vibrante, un producto superador al anterior.

Mujeres y hombres que ofrecen cosas baratas, más gente y niños que pasan a pedir plata a cambio de los que sea.. lo curioso de todo esto es que a medida que pasó el tiempo se fueron multiplicando.
Ver y comprarle algo a uno de ellos se volvió tan natural que nadie notó el aumento de sus presencias. Antes podían caracterizarse como los "pobres" y hoy en día ya son como un trabajador más. En conclusión, las condiciones laborales no dejaron de deteriorarse hasta llegar a considerar lo más precario en un laburo. Dolorosa realidad.




¿Por qué hay más vendedores ambulantes en el tren?
¿Será porque les gusta, porque decidieron eso para su vida? ¿Será porque se dieron cuenta de que vendiendo dos alfajores por diez pesos ganan más en un mes así que con cualquier otro trabajo? ¿Será porque quedaron desempleados... o no llegan a fin de mes y buscan otra alternativa?
¿Hace cuánto existen los vendedores ambulantes en el tren? ¿Acaso su existencia es culpa de los gobiernos? ¿Culpa de la sociedad? ¿De ellos mismos?

Cuando estaban los trenes viejos sus presencias no predominaban de la misma forma que hoy con los trenes chinos (qué lindo que por lo menos ahora viajamos en carcasas nuevas). Gracias Cristina y Randazzo, por impulsar esta reprivatización del ferrocarril y haber descartado una reindustrialización en el país dirigida y controlada por los propios trabajadores. Pero no, pactaron y permitieron más desempleo y atraso por un negocio con China: te entregamos máquinas (tranqui, no hace falta que las fabriquen ustedes) a cambio de explotarte el sur.

Trenes nuevos, más pobreza y desempleo.

Los que viajamos en el tren seguimos viajando igual (o peor). La apariencia de lo nuevo no significa nada, es solo una superficialidad para contener el dolor y la bronca del aumento de las tarifas y la continuidad del ajuste que sigue el gobierno actual de Macri. La gente que pasa a pedir plata creció cuantitativamente y los vendedores ambulantes son cada vez más. Los gobiernos pasaron y están... mientras tanto el Roca sigue reflejando la descomposición del Estado y el régimen social que nos controla y condiciona día a día.

No podemos mejorar sin una real transformación social. Las reformas (con los gobiernos que estuvieron y quieran estar) solo contienen esta descomposición capitalista que vemos y vivimos todos los días: en el tren, en las calles, en nuestro bolsillo, en el mundo... y en el resto de la humanidad. Porque el poder lo siguen teniendo ellos.

Leer más...
Leer más...

16 abr 2017

Individualistas

2 comentarios:

Dicen que el ser humano es egoísta por naturaleza.

Si hoy en día la ciencia ya no es más darwinista, es porque reducir las actitudes y comportamientos de la humanidad al evolucionismo y al naturalismo de "es un instinto" demostró ser erróneo. Lo "instintivo" de las personas ya no es válido para explicarnos social, política y culturalmente. Si fuéramos egoístas por naturaleza, entonces no existiría la solidaridad. Y para argumentar, si el ser humano fuera individualista por naturaleza, jamás se hubiera agrupado (histórica y socialmente) para sobrevivir.

El ser humano no existió para ser solitario y exclusivo, sino que existe para vivir en sociedad. Esa es la condición de humanidad.

No se puede justificar que alguien no quiera ayudar a otra persona porque "es natural que sea así de egoísta". Esa actitud está condicionada por un montón de cosas más que hacen que aquel tome tal decisión, no es una mera cuestión innata. 

El ser humano es un ser cultural; por lo tanto, que una persona pase de largo indiferentemente frente a alguien que (por ejemplo) está durmiendo en el piso de la vereda, no significa que lo haga porque es lo normal... sino todo el mundo sería indiferente frente a las injusticias sociales. 
Por el contrario, hay gente que cuando ve algo así le duele, le mueve algo por dentro. También están quienes se detienen a ayudarlo... o simplemente entienden que la pobreza es un problema político y no natural.

Lo único natural en este mundo es la naturaleza, donde todo se explica por reglas, instintos... ciclos. No está atravesada por la historia ni produce historia, es el ser humano el causante y productor de la misma mediante su intervención en ella. Somos habitantes e interventores, es la naturaleza la que nos permite vivir. Luego está lo político y cultural que nos permite organizarnos socialmente.

Natural es comer y respirar. Todo lo demás está condicionado por nuestra cultura... que a la vez esta responde y está arraigada al sistema social en el que vivimos. Por lo tanto, si queremos una sociedad menos individualista, nuestra tarea debe ser cambiar de régimen social.
Leer más...
Leer más...

1 abr 2016

Reflexiones filosóficas: Una sociedad feliz

9 comentarios:

De todas las cosas que llegué a preguntarme a lo largo de mis diecinueve años, este tema fue uno de los que más retumbó en mi mente.
Después de reflexionar un poco sobre que estamos perdidos, qué es lo que somos, por qué estamos acá y cuáles son los efectos de que vivamos en el mundo; llegué a preguntarme sobre nuestra felicidad y nuestro estado de ánimo como sociedad.

Desde hace unos cuántos meses me la paso escribiendo ensayos sobre la problemática de las sociedades actuales en la era de la comunicación y el consumismo en exceso —que actualmente estamos atravesando—. Sí ya sé, estoy media loca. Aún así creo que mis investigaciones son bastantes refutables y me va a costar publicarlas algún día, pero disfruté mucho escribiéndolas... tal vez en algún momento las comparta por acá. 
El punto es, que uno de esos ensayos me llevó a escribir esto para ustedes. La hora de ponerse filosóficos acaba de empezar.


No sé ustedes, pero yo no veo que seamos una sociedad feliz. Somos consumidos y desgastados por los mismísimos factores de los cuales dependemos. El famosísimo hecho social que se nos inserta previamente a nuestro nacimiento, como es el de nacer, crecer, ir al colegio, ir a la universidad, trabajar, tener familia y morir (o en el orden que quieran o con variantes distintas), nos demuestra que la fórmula de vida del ser humano es casi la misma. Tenemos una vida tan corta y a la vez llena de obligaciones y cosas por hacer que individualmente nos sentimos obligados en cumplir y seguir el camino de manera correcta. Puede que este hecho social no sea nuestro verdadero problema; de hecho, creo que no lo es. Hay cosas peores.




El otro día leí una nota sobre una entrevista que le hicieron a Bauman, un sociólogo que me tocó estudiar el año pasado en sociología y del cual me gustó su manera de ver a las sociedades actuales. Este pensador pesimista (aunque yo lo describiría como un pensador realmente realista), creó el concepto de "modernidad líquida" en la cual vivimos actualmente:

"Todo fluye rápido en nuestras vidas, todo es temporal y pasajero. Incluso los trabajos". Y explicó que: "si tienes más seguridad tienes que renunciar a cierta libertad, si quieres más libertad tienes que renunciar a cierta seguridad. Ese dilema va a continuar para siempre. Hace cuarenta años creímos que había triunfado la libertad y estábamos en una orgía consumista. Todo parecía posible mediante el crédito: que quieres una casa, un coche... ya lo pagarás después". A la vez, dice: "(...) mucha gente usa las redes sociales no para unir, no para ampliar sus horizontes, sino al contrario, para encerrarse en lo que llamo zonas de confort, donde lo único que ven son sus reflejos de su propia cara. Las redes son muy útiles, dan servicios muy placenteros, pero son una trampa".
Fuente de la entrevista.



Cuando leí a Bauman, entendí que lo que estaba pensando iba por el camino correcto. Somos una sociedad que cree ser feliz y cree estar bien. Vivimos girando siempre en la misma órbita y desconocemos lo que está más allá de nuestro trabajo, de nuestros estudios y de lo que está más allá de la televisión y las redes sociales. Vivimos excediendo límites y caemos en los vicios sociales como el trabajo extra, el ocio extra, el entretenimiento de más... más y más comodidades y más trabajo para vivir mejor; cuando a lo largo del tiempo, todo esto produce el efecto contrario.
Nadie está mejor trabajando mucho y he aquí uno de los factores que producen la infelicidad en las sociedades. Trabajar, pero por obligación y para abastecer nuestra economía "hay que desvincular el trabajo con la supervivencia", dijo Bauman.


¿Qué pasaría si todo ser humano en el mundo se dedicara a sus pasiones? Trabajos apasionados, les diría yo. Incluso una persona que no elige estudiar, posee algo que le gusta hacer. Eso se debe convertir en un trabajo productivo para colaborar con la comunidad. Hay demasiados puestos de trabajos inútiles y con empleados que podrían estar haciendo algo mejor para contribuir positiva y constructivamente con el mundo. Pero sí, ya sé, es un pensamiento idealista.

Otro factor causante de nuestra infelicidad, creo yo, es el dinero. Más bien podría ser el factor principal y el que más nos afecta universalmente. El mundo se mueve en pos de la economía, nosotros funcionamos y vivimos dependiendo de ella. 
Lo admito, es inevitable en nuestra naturaleza, el ser humano es ambicioso, egoísta y tiende a intercambiar... así progresó el mundo. Pero el problema es que la economía pasó a ser prioridad por sobre todas las cosas y pasamos a ser esclavos (inconscientemente) del dinero y del valor. Le damos demasiada importancia a los números y a querer tener más cosas. Tal es el exceso que nos volvimos materialistas y consumistas compulsivos, nos encariñamos y queremos más las cosas que conseguimos con el dinero incluso más que nuestras propias vidas. Queremos lo que no necesitamos y compramos de más... total somos libres.
Todo gira alrededor de la economía, es como el Sol del Sistema Solar.



Esta prioridad que le damos a la economía, nos afecta negativamente como masa. Eso provoca y manifiesta los trabajos de hoy y todo el sistema laboral existente. El círculo sigue y termina afectándonos en la vida privada: preocupaciones, estrés, cansancio, endeudamientos y más ambición: llegamos a casa y solo hay tiempo para comer y dormir... en simples palabras: descansar.

El descanso cotidiano en la era de la comunicación, es el sentarse a ver la televisión o revisar las redes sociales. Vemos a "la realidad" en el canal de noticias, cuando realmente estamos viendo solo una pequeña parte de ella. También nos informamos instantáneamente y a la vez construimos nuestra opinión desde otras opiniones. Agarramos el celular y contestamos mensajes, intentamos no "clavar el visto" o que no nos lo claven, mantenemos nuestro facebook y nuestro twitter actualizados e interactuamos virtualmente con nuestros amigos, conocidos o desconocidos. Todo esto sin movernos de donde estamos sentados y sin tener que usar mucho nuestra mente, ¿la tecnología nos controla o nosotros controlamos a la tecnología?
Estamos encerrados en una esfera en el que creemos que es nuestra protección.


La economía y en especial la tecnología de hoy nos llevan a desgastes y comodidades excesivas que nos privan de ver el mundo fuera de nuestro mundo privado. Consumimos cosas innesesarias y deseamos lo que no necesitamos. La imagen es más importante que las palabras, demandamos televisión basura y todo esto afecta negativamente a la evolución de nuestra cultura, nuestra educación y el enriquecimiento de valores. Desconocemos nuestro mundo, nuestra naturaleza y todo lo que nos rodea. Dejamos la canilla abierta de más porque nunca padecimos sed, nunca vivimos ni entendimos del todo sobre qué pasaría si algún día nos quedáramos sin ella. Actuamos con inconsciencia e irresponsabilidad porque tenemos demasiado y vivimos en nuestros cómodos y reconfortantes hogares, donde las consecuencias no se ven a simple vista. Vivimos encerrados y con miedo, lo desconocido y lo osado o aventurero no es bien visto para la opinión popular y de repente somos una sociedad que lo único que le importa es llenar el bolsillo, no importa de qué manera. Vivimos para ganar dinero y necesitamos el dinero para poder vivir. Nuestro único objetivo a lo largo de nuestra vida es ese. Muchas veces se sobrepone por lo que verdaderamente nos hace feliz. Ya no hay tiempo para leer, ya no hay tiempo para estar entre la naturaleza, para enriquecernos culturalmente, para aprender cosas nuevas y constructivas. Hay poco tiempo para dormir, ver la televisión y pasar el día en la computadora. Los días son cortos y pasan más rápido.

Nuestra mente crea una barrera. Rechazamos lo desconocido y lo que podría hacernos crecer como sociedad, aunque la mayoría de las veces ignoramos todo aquello. No nos interesa... es una pérdida de tiempo.
Seguimos viendo distinciones entre seres humanos y creamos fronteras y diferencias de todo tipo. Rechazamos lo que no parece "normal". Reprimimos nuestra propia felicidad, nos encerramos en nuestro propio círculo vicioso y eso nos gusta.
La diversidad nos da miedo, nos gusta vernos iguales... similares.
La "liquidez" (como diría Bauman), de esta sociedad no deja tiempo para criar bien a nuestros hijos y permitimos que la tecnología realice gran parte del trabajo.
Estamos encerrados en una esfera llena de vicios y excesos, nunca encontramos el punto medio. Somos autodestructivos. Pero, ¿cómo sería una sociedad feliz? ¿Es posible eso? 

A veces me pregunto esto y se me cruzan decenas de respuestas y posibles soluciones.

Leer más...
Leer más...

19 feb 2016

Reflexiones filosóficas: Los efectos del ser humano en el mundo

16 comentarios:
Somos seres humanos. Buscamos la razón pero somos irracionales, queremos vivir bien pero le hacemos daño al otro, no queremos más inundaciones pero seguimos cortando árboles; no queremos más guerras y muertes, pero queremos poder y dinero. No queremos más hambre y pobreza pero solo pensamos en nosotros mismos —o por lo menos, gran parte de la sociedad lo hace—. Así somos.

El mes pasado escribí sobre el mar cuando me fui un par de semanas de vacaciones a la costa y les comenté la gran contaminación que produce la gente que va a vacacionar allí. Y hace unas semanas, el país entero y hasta el mundo, se indignó con la foto de un delfín en manos de turistas, en la costa atlántica de Buenos Aires. Este animal, según lo contado y lo ocurrido, murió cuando lo sacaron del agua para fotografiarlo. La reacción de los que vieron las fotos fue negativa, por supuesto, ¿quién se pondría feliz al verlas y saber que después de eso el delfín murió? La gente insultó, se molestó y hasta incluso se indignó. Todos culparon a aquellos presentes y los calificaron como "gente estúpida". Sí, por supuesto, es gente estúpida. Pero es gente estúpida porque la sociedad está estúpida.


Las sociedades actuales vivimos en plena era de la comunicación y somos consumidos, poco a poco, por el capitalismo en exceso que se va expandiendo a medida que pasa el tiempo. Los días son más cortos y el año pasa más rápido porque vivimos demasiados ocupados con las nuevas tecnologías, en el entretenimiento, en el trabajo y en nuestras obligaciones. No hay tiempo para más nada que eso.
Esta era de la comunicación y el consumismo, generó humanos mal informados, humanos inconscientes y ajenos a ciertas realidades. Desconocemos la naturaleza y convertimos a todo lo nuevo en novedoso, atractivo y comerciable. Si estamos en un lugar nuevo queremos presumirlo, si nos compramos algo nuevo también. Nos alimentamos con felicidad artificial y material, y ampliamos nuestro ego con posesiones. 

Somos inconscientes e irresponsables, no conocemos nuestro mundo y cada vez nos desconocemos más a nosotros mismos. La gente que agarró al delfín fue inconsciente, no tenía idea de lo que hacía —o por lo menos, de las consecuencias—. Sus mentes estaban demasiado ocupadas en el ocio, en la diversión, en las "vacaciones", en aumentar sus egos, en sacarle una foto para subirla al facebook y que todos sus amigos lo vean.

Cuando una sociedad se concentra demasiado en tener y no en conocer o saber, ocurre esto. Esa gente no sabía porque sus mentes estaban nubladas, porque no fueron educados correctamente, porque DESCONOCÍAN la propia naturaleza que nos rodea.
Así pasa como cuando dejamos la tele prendida y no la miramos, o cuando usamos el aire acondicionado y no lo necesitamos. Somos inconscientes, estamos perdidos en la tecnología, en los excesos, en los placeres de las comodidades del capitalismo, en nuestras obligaciones... en nosotros mismos. Y a veces, no nos damos cuenta, de que estamos así por culpa nuestra; de que el mundo es así por nosotros, de que las guerras, el hambre y la pobreza existe porque nosotros las ocasionamos. Todo es culpa nuestra. Nosotros hacemos todas estas cosas en el mundo pero porque lo desconocemos, porque somos inconscientes. Solo hacemos mal las cosas.

"Solo hasta que se haya talado el último árbol, contaminado el último mar y muerto el último pez, el humano entenderá que no se puede comer dinero". 
Leer más...
Leer más...

25 ene 2016

Viajes: El mar

31 comentarios:
Mientras espero a que se me sequen las acuarelas que pinté en mi cuaderno, me pongo a escribir algo para ustedes. En realidad estoy escribiendo lo que en un momento fue solo mío y que solo podía oír en mi cabeza.
Me fui veinte días a la costa con una amiga, mi hermana y su familia y me reencontré una vez más con uno de mis mejores amigos: el mar. ¿Sabían que amo nadar, sobre todo en el mar? ¿Y que una vez casi pierdo la vida ahí? Si no fuera porque luché contra la corriente hasta el cansancio, hoy no estaría acá escribiendo esto.



Cuando era chiquita intentaba observar a lo lejos, a ver si más allá de esa perfecta línea horizontal que parece infinita y parte el agua del cielo, llegaba a percibir algún país como China, Australia o el continente africano. Siempre me preguntaba qué pasaría si nadaba hasta el otro lado, ¿llegaría a alguno de esos destinos o llegaría a una isla desconocida? ¿Qué haría si hay tiburones, o hay tormenta, o se hace de noche? ¿Podría ver a los delfines de cerca? Mamá me dijo que nunca lo hiciera porque según ella me iba a ahogar. Yo nunca le tuve miedo, y por más que insistiera en que no me metiera muy al fondo y le tuviera respeto, yo sentía al mar como un amigo. Un día me confié demasiado de él y la cosa no terminó muy bien.

Siempre vi al mar como símbolo de rebeldía y libertad. Inestable y dudoso; no se sabe cómo va a amanecer al día siguiente, pero de seguro que de una forma distinta. Incluso puede cambiar y revertir su estado de ánimo y sus movimientos en pocos minutos. Sus dos compañeros son el viento y la arena y posee grandes y pequeños huéspedes dentro de sí. A veces revoltoso y gris, a veces sereno y azul, se arrastra hacia la orilla con fuerza. Se podría pensar que de vez en cuando tiene ganas de vengarse de quien lo contamina, o que quiere llegar a la orilla para tocar nuestros pies y conocernos mejor.
Tal vez quiera hacer un poco de las dos cosas, tiene sus razones.
Salado, fresco, espumoso y peligroso. Intenta llevarse todo y arrastra lo que toca y atrapa, pero también devuelve y regala cosas que ya no necesita.


El otro día me senté sobre la arena en la orilla y lo contemplé. Pensé en lo hermoso que se sentía estar descalza y con los pelos al aire (esto va para Pupii), con arena hasta en los oídos. El ruido de las olas al romper me hizo sentir melancólica y la brisa salada que me rozó la cara provocó que sintiera nostalgia. Pensé que el mar es otra parte de la naturaleza incomprendida por el ser humano, o por lo menos, es otra de nuestras tantas víctimas. Le quitamos lo que tiene, lo alteramos y a cambio lo llenamos de plásticos y bolsas. ¿Qué hubiera pasado si nosotros no hubiésemos existido? ¿Existiría el mar? ¿Vendría hasta la orilla con fuerza o viviría sereno?


Durante algunos días que me quedé, mientras el sol se ponía, no podía evitar inclinarme y levantar los vasos, las bolsas y los plásticos que la gente que venía a vacacionar tiraba en la arena. Hasta vi más basura que caracoles y más cigarrillos que piedritas. Me pregunto qué pensará esa gente en el momento en que deja caer sus desechos a la arena, o entierra el pucho para que se apague.

A veces creo que soy la única que ve al mar sufrir cada vez que se lleva algo nuestro. Y pensar que si todos los seres humanos, en todo el mundo, fuésemos conscientes y responsables de lo que hacemos, tal vez él hoy estaría más azul y tal vez los animales marinos serían más felices.

Amanecer del 16 de enero.


Ver y escuchar al mar me hizo sentir bien y mal a la vez. Siento que admiro y aprecio lo bello que es y eso me hace sentir inspirada. Si creería en las reencarnaciones, estaría segura que en otra vida fui ballena o delfín, o capaz un lobo marino o quién sabe, capaz fui una almeja; y por eso siento que lo amo y que me encanta. El mar es majestuoso e increíble, siempre está en constante movimiento y dentro de sí lleva cantidades de sorpresas y tesoros que tal vez jamás nos animemos a encontrar.

El mar y su inestabilidad es otra muestra de que vivimos en un mundo increíble. Porque no hay nada más hermoso y único que la naturaleza.


Leer más...
Leer más...

2 dic 2015

Iniciativa: Blogueros filosóficos

31 comentarios:
Empezamos diciembre y se nos está terminando el año. Todo el mundo a esta altura además de estar cansados, se ponen medios cursis y sí, llegan las fiestas y nunca falta la típica de "el año se pasó volando".
Cada uno de nosotros durante estos meses del 2015 de seguro vivió cosas que no esperaba y que tal vez nos enseñó algo. Así que pensé que sería la excusa perfecta para hacerlos filosofar un poco y claro, para animarme por primera vez a impulsar una iniciativa junto con Pupii Bundo de Tiritas de Alambre, una amiconocida y futura licenciada en filosofía♥.
Los invito a que participen y disfruten, que escribir libremente sobre cualquier cosa es lo más.


Iniciativa
Blogueros Filosóficos


Objetivo

La iniciativa tiene como objetivo incentivar el libre pensamiento y las reflexiones profundas, el preguntarse y responderse; el estimular la libertad de expresión y la diversidad de ideas y pensamientos.

Propósito

La iniciativa de Blogueros Filosóficos quiere unir a blogueros de distintas temáticas y países a que se animen a escribir una entrada distinta, sobre cualquier cosa o tema que les guste, llame la atención, les genere curiosidad, tristeza, indiferencia o alegría; llevándolos a la libre reflexión y al libre pensamiento. Creemos que nuestra mente está constantemente activa, generando monólogos internos positivos y negativos que merecen ser compartidos, demostrando que todos somos seres que piensan, se preguntan y buscan respuestas.

¿Cómo participar?

Es muy fácil y lo puede hacer cualquiera y quien quiera. ¿Alguna vez te sentaste a pensar sobre la vida, quién sos, qué querés, qué es lo que te gusta y qué es lo que no, sobre lo malo y lo bueno, sobre el mundo, sobre qué pasaría si…? Seguramente sí y es porque el ser humano es un ser que piensa y se pregunta por absolutamente todo, porque necesitamos encontrar respuestas y volver coherente y racional todo lo que nos rodea. Para participar de esta iniciativa lo que tenés que hacer es:
1) Pensar sobre qué querés escribir en tu entrada filosófica, puede ser cualquier tema –la vida, lo que te gusta, tus hobbies, el mundo, o cualquier cosa que se te ocurra y no importa si suena absurda-; 
2) luego guardar la imagen representativa y comenzar a escribir la entrada. No te olvides que es libre y podes hablar sobre lo que quieras, sobre lo que te interese, te genere duda o curiosidad. La filosofía es reflexionar, es pensar y encontrar preguntas y respuestas. 
3) Por último, una vez que ya tenés tu entrada escrita, estaría bueno que al principio del texto, coloques la imagen representativa* que te guardaste, para ilustrar la entrada. A lo último, nos gustaría que compartas la iniciativa e invites a los demás blogueros a unirse, para crear una alternativa distinta en el mundo Blogger, y para que todos podamos leer y conocer diversas ideas y pensamientos sobre diferentes temas. No hay más reglas que eso.

*Guardar la imagen (click acá).     


Mi reflexión filosófica
La historia

¿Qué es la historia? ¿Es eso que nos enseñan en el colegio? ¿Es eso que nos cuentan nuestros padres o nuestros abuelos sobre una anécdota pasada? ¿La historia es el pasado? ¿La historia son los recuerdos?
Dicen que la historia nació cuando el ser humano comenzó a escribir, porque eso le permitió registrar sucesos importantes, ideas, secretos y todo tipo de cosas que alguna vez pasaron. Pero a ver, ¿por qué nos hacen estudiar historia? ¿Qué tiene de importante eso que pasó y que a muchos no les interesa? 

Cuando iba a la secundaria, me cansaba de estudiar fechas y nombres; incluso cosas que ni siquiera entendía, pero que me las tenía que aprender igual. Nos hacían leer libros aburridísimos y grises, donde explicaban cosas que a penas lograba entender. Porque claro, un capítulo comenzaba hablándome de Perón y sus políticas pero nunca me explicaba cómo y por qué surgió Perón y el peronismo; y así no entendía nada. Esto llevó a muchos compañeros a "odiar" la historia, sin saber realmente lo que era. 
Pasé mucho tiempo preguntándome qué era, para qué y por qué existía. Hoy puedo decir que encontré un montón de respuestas.

Esta foto la saqué a principio de año durante mis vacaciones en La Rioja. Viajé y conocí muchos pueblitos y me enamoré de las ruinas y las cosas arqueológicas.

En un principio, yo creía que la historia nació con el lenguaje y estaba equivocada; hablar no es hacer historia, pero sí contar y transmitir, cosa que se hacía en un principio mucho antes de que el ser humano encontrara la forma de plasmar signos, dibujos y letras sobre piedras.
No tuve en cuenta que lo oral eran los mitos y no la historia, porque una vez que se deja de hablar de eso, ya no existe. En cambio la historia siempre existe y siempre está. Ella nos dice lo que somos, cómo somos y por qué. La historia es testigo de nuestros actos, de nuestra vida y formación como sociedad. Porque yo sé que provengo de una familia italiana-española-diaguita porque mi abuelo y mis bisabuelos maternos llegaron de la inmigración italiana, cuando se necesitó mano de obra extranjera para que nuestras industrias pudieran funcionar. Porque yo sé que durante la colonización española, los pueblos originarios, dueños natos de estas tierras donde vivo, fueron invadidos, manipulados y utilizados por personas extrañas. Porque todo eso que pasó, a lo largo del tiempo, se fue uniendo y transformando para que nosotros los argentinos habláramos su idioma y adoptáramos estas costumbres e incluso rasgos europeos. Todo esto lo sé porque pasó y una vez fue escrito, para que nadie lo olvidara.

La historia son hechos, son recuerdos, son pasados... la historia es memoria, es escritura.
Tu historia sos vos, todo eso que viviste y vivís. Tu historia son tus padres, tus abuelos y tus antecesores. Tu historia es todo eso que sos y vas a ser, o tal vez que tus hijos serán, seguramente. Todos estamos hechos de historias. Incluso la computadora o el celular con el que estás leyendo esto. 
Los lugares, las casas, las playas, las montañas, los paisajes, las recetas de cocina de tu abuela, tus mascotas, tu ropa, tu mochila, tus cuadernos de primaria, tus dibujos, esa gente desconocida que ves cuando vas caminando por la calle... ¿Por qué existen los edificios, las televisiones y los teléfonos celulares? Todo eso tiene una explicación, porque siempre hay una historia detrás de cada cosa. Yo por ejemplo, me pongo a escribir sobre historia... no sé ustedes.

Más reflexiones filosóficas acá.

Muchas gracias a Pupii por acompañarme con esta iniciativa♥. Los invito a que visiten su blog y lean su reflexión filosófica (yo que ustedes entraría, es una gran filósofa).
Leer más...
Leer más...

23 nov 2015

Reflexiones filosóficas: Cambiar el mundo no es solo idealismo

No hay comentarios.:
Cuando era chiquita siempre me dijeron que tenga cuidado con la gente y el mundo, porque todos son muy malos. "La gente es mala y egoísta, solo quiere hacer daño", me decían.


Crecí sobreprotegida y bajo una religión a la que fue sometida mi familia mucho antes de que yo naciera. Por lo tanto, crecí en una burbuja, creyendo que el mundo y la gente era eso que me enseñaban.
Mis intereses intelectuales siempre me fueron reprimidos, sobre todo mi gusto por la filosofía, lo que casi era un tabú para mi y me la prohibían.
Tiempo después, cuando todo eso dejó de pasar y mi familia ya no fue más de esa religión, yo comencé a conocer el mundo: el mundo real, el de verdad. Y junto a ello, también comencé a conocer a la sociedad. Y de repente, pude leer sobre filosofía sin miedo, pude ampliar mis gustos, mis pensamientos y mis pasiones sin un límite absurdo que se me interpusiera y no me dejara ser feliz. De repente pude ser yo y animarme a pensar y a experimentar libremente en el mundo. Por supuesto que reafirmé que la gente es mala y que el mundo es una mierda. Pero descubrí que no todo es así. Que afuera de esa burbuja también existía gente buena, personas capaz de ayudar. Que es posible cambiar el mundo más allá de todo lo malo que existe.


Siempre me escondí bajo las palabras y la escritura. Nunca me hacía ver, me daba miedo pensar más allá de todo lo que me mostraban. Como cuando tenía diez años y me cambiaron de colegio: la maestra de lengua nos pidió que escribiéramos un cuento y luego preguntó de quién era el relato del "Conejo-caballo que viajaba por el mundo", porque estaba hermoso. Yo había levantado la mano tímidamente y todos mis compañeros nuevos, que nunca me habían prestado atención, ahora me estaban viendo. La maestra me felicitó y luego lo leyó en voz alta, prometiéndome que ese fin de semana lo iba a publicar en una revista. En realidad nunca supe si lo publicó o no, pero ese día entendí algo: la clave está en la acción, en el hacer.


Siempre pensé, siempre escribí, siempre soñé, siempre quise... hoy me animo a hacer.
Porque después de conocer cómo es el mundo en realidad, cómo son las guerras, cómo es la sociedad, cómo es la maldad, cómo son los amigos falsos, cómo es el individualismo, cómo es el lado más oscuro de todas las cosas; también conocí todo lo contrario. Es darme cuenta de que si existe lo malo se lo puede cambiar o mejorar, de que hay posibilidades de hacer un mundo mejor. Y entendí que vale la pena hacer cosas por los demás, que vale la pena la sonrisa del otro, la amabilidad, la honestidad y la sinceridad; el "te doy una mano", el "te acompaño en la lucha", el "no estás solo/a", el "se puede". El darle una moneda al señor del subte que canta lindo, el ayudar a un viejito a cruzar la calle, el acompañar a la gente del Famatina con su lucha contra la megaminería; el formar parte de Ni una menos. Todo eso, antes estaba fuera de mi burbuja, y hoy no me da miedo la gente y tampoco el mundo. De hecho, hoy estudio a la sociedad y entendí que estoy en el lugar indicado.






El cambio no solo está interiormente, con las ganas, los sueños o escribiendo... el cambio está en la acción y hoy me veo capaz de hacer muchas cosas. Ya no hay burbuja que me encierre desde hace mucho, ya no hay más miedo. Ahora hay ganas y buenas intenciones. Creo en la posibilidad de hacer este mundo un lugar mejor, a pesar de que todo lo malo siempre está ahí. No me importa, la gente buena siempre está. Y si vos les compartís una sonrisa, tarde o temprano te la van a devolver.
Siempre fui idealista y de hecho sé lo que es el idealismo; el idealismo se puede convertir en una acción y en una realidad. Cambiar el mundo comienza desde una sonrisa, en dejar de pensar solo en uno mismo, de conocer a la gente y sus necesidades; de respetar, de escuchar... de hacer.
Escribo esto y se me viene a la mente varios momentos lindos que viví con desconocidos, sobre todo en el transporte público, cuando un día alguien me dijo: "yo creo en la sociedad y su solidaridad y sé que gracias a la gente buena yo voy a poder salir adelante".

Hoy más que nunca sé qué es lo que quiero hacer en este mundo y que ser estudiante de ciencias sociales es el golazo de mi vida. Voy por el camino indicado y sé que mis intenciones jamás son o serían individuales, sino colectivas.
Leer más...
Leer más...

24 sept 2015

Reflexiones filosóficas: La sociedad

4 comentarios:
Tuve que dejar de estudiar porque me dolía la cabeza así que me puse a escribir. Hace bastante no lo hago acá y no es que haya abandonado el blog; más bien creo que las ganas de escribir me abandonaron a mí hasta hoy, que me volvieron a encontrar.
Entre las ganas de hacerlo, se me vino a la mente una de las cosas más hermosas y horrorosas que existe en este planeta. Por eso decidí que el tema debería pertenecer a esta sección para hacerme un poco la Sócrates (en realidad si fuera así no estaría escribiendo).

Sociedad. Yo también, cuando era chiquita, decía que la sociedad es un asco. Es así, pero es una visión bastante pobre de un sujeto tristemente perdido en la ignorancia (y sigo en ella, claramente). Ya sé, de seguro me deben odiar. Siempre hablo de la sociedad y la realidad es que a nadie le importa, ¿o sí?

¿Qué es la sociedad? ¿Es un todo que está conformada por seres humanos que habitan en el planeta Tierra? ¿Es un cierto grupo de personas que viven en un territorio determinado? ¿Son muchos individuos agrupados que forman espacio, cultura, lenguaje, pueblo o ciudad? ¿La sociedad es la historia? ¿La sociedad es lo malo que pasa cuando salimos a la calle? ¿La sociedad mata gente? ¿La sociedad es la culpable de esta realidad actual? ¿La sociedad es culpable del capitalismo, de las guerras, de las muertes, el hambre y la pobreza?

A veces me dedico a observarla objetivamente, apartándome de todos mis prejuicios y alejándome del mismo campo en la que está. Me alejo de todo y la miro, la pienso y la investigo. Llegué a la conclusión de que no hay que culparla de todo. No la conocemos del todo; en realidad no sabemos apreciarla, en realidad miramos todo lo malo que tiene.


La sociedad es un espacio inestable conjugado por una gran diversidad de individuos que producen historia, lenguaje, cultura, arte, política, comunicación, urbanismo, homogeneidad y heterogeneidad, leyes y normas, relaciones e interacciones.

La sociedad como productora de otros espacios, públicos y privados. La sociedad como productora de sí misma.

La sociedad es un todo que una vez fue uno y después dos y más tarde un sin fin de sujetos nutridos de emociones, sentimientos, necesidades, búsquedas, experiencias, deseos, pasados, buenas y malas intenciones, conocimientos y curiosidades; que se unificaron y formaron una masa heterogénea.
La sociedad es blanco, gris y negro. La sociedad son todos los colores, incluso los que no vemos.
La sociedad forma, deforma, ordena y desordena lo que está a su alrededor; rechaza y acepta. La sociedad es una gran transformadora de la naturaleza. Altera todo lo natural y lo vuelve inestable.

La sociedad es una totalidad que está en constante movimiento, que crece y crece, crea y destruye y vuelve a crear. La sociedad es destructora y creadora de su propio espacio, modifica lo que toca e intenta volverse homogénea.
La sociedad es insegura, miedosa, ignorante de su propia naturaleza. La sociedad se vuelve auto-protectora cuando siente que se expande, cuando mira hacia arriba o hacia abajo o cuando sus barreras impermeables se desgastan a causa de conflictos y luchas internas.
La sociedad es un cuerpo herido, a veces muy frío y a veces muy caliente; depende de cómo se la toque. La sociedad es alguien a la que se le podría temer; es cruel y fría, es hipócrita y deshonesta. La sociedad es auto-destructiva, desconfiada y conflictiva, no se quiere a sí misma. Se ignora, se lastima e incluso se odia. Todo el tiempo escucha decirse que no se importa y que no tiene esperanzas en sí misma.
La sociedad tiene partes en donde se ve mejor y otras en las que se ve peor; por momentos se achica y por momentos se agranda. Hay veces que está iluminada y veces en la que está oscura. Tiene sus días, pero por lo general hace todo mal.


Nunca está del todo bien, nunca se siente completa.
¿Cómo culparla de todo el mal que hace, después de saber lo que es?
La sociedad es una abstracción, no tiene forma ni un solo color; busca identificarse, buscar verse, busca encontrarse, busca ser, busca pertenecer, busca sobrevivir, busca crecer, busca superar, busca ser alguien imposible. Se pierde, no encuentra el camino, nunca se pone de acuerdo.
La sociedad no tiene diagnóstico por sus graves síntomas; eso que tiene es incurable. Está demasiado toqueteada y lastimada.


La sociedad es una construcción, un conjunto, un agrupamiento, un volcán, una tormenta, un espacio cuasi infinito que construye su propio finito. La sociedad no se mira ni se toca. La sociedad se es. La sociedad se vive.
La sociedad es la única inocente y la única culpable de todo.

Una vez se me ocurrió pensar todo esto, cuando un desconocido me dijo: "creo en la sociedad".


Ustedes, filosóficamente, ¿cómo definirían a la sociedad?
Leer más...
Leer más...

27 jun 2015

Reflexiones filosóficas: Perdidos

16 comentarios:

Cuando nos veo, nos veo perdidos. No es que lo esté planteando por mera subjetividad; bueno, aunque casi todo lo que se plantea comienza siendo subjetivo. Pero es algo que ya se sabe y que se ve siempre: estamos y vivimos perdidos.
Perdidos en nuestra cabeza, en nuestros problemas y sentimientos, en lo que nos gusta, en lo que nos pasó ayer, en lo que puede pasar mañana.
Perdidos en alguien, en algo, en eso y en aquello. Perdidos en lo que queremos, sentimos y necesitamos. Siempre estamos mirando algo o hacia algún lugar, casi nunca donde estamos parados.
Porque, ¿por qué queremos lo que hay y tenemos ahora si se puede tener más?

Me di cuenta de que últimamente nos observo mucho como sociedad y sujetos. Cuando viajo, se me hace imposible no mirar a la gente y darme cuenta de que todos andan por la vida perdidos en sus cosas.
Esas miradas cansadas y desorbitadas, siempre mirando para otro lado: la ventana, el piso, el techo, el celular, un libro, el vendedor ambulante, la puerta que se abre y se cierra, la persona de al lado o la persona de enfrente. Otros se centran en lo que hay afuera de esa ventana; seguro se encuentran con un par de graffitis, alguien durmiendo en el piso en alguna vereda, mucha gente caminando en dirección opuesta, muchos negocios comerciales promocionando sus ofertas, algún que otro perrito caminando por ahí; algunas casas lindas y nuevas, otras antiguas y cuidadas, otras totalmente viejas y descuidadas porque tienen más historia que las recientes. Siempre, pero siempre que miran se encuentran con algo y se pierden en ello.


A veces, creo yo, necesitamos perdernos para sentirnos alguien. Necesitamos hacerlo para no encontrarnos y darnos cuenta de que todos somos una misma cosa andante que se pierde porque elige perderse y estamos así porque así lo quisimos.

Somos una sociedad extraña, que en el espacio público camina y elige ignorar al otro, esquivar al de al lado y seguir caminando. Cada uno se dirige hacia algún lugar, cada quien sigue su camino y no importa lo que hace el otro, porque estamos perdidos en hacer lo que nos importa. Aceptamos que hay que cruzar la calle cuando percibimos que la luz blanca se encendió y el símbolo de la personita caminando nos dice que lo hagamos; aceptamos que esas líneas horizontales plasmadas sobre el asfalto nos indican por donde tenemos que hacerlo para continuar por nuestro camino. Aceptamos que en el espacio público sólo se transita y se es alguien más. Aceptamos reglas impuestas naturalmente, reglas que nos dicen qué hacer y que no hacer ahí. Reglas que nos muestran que hay un yo y hay un otro; que el otro puede ser distinto, que me puede dar miedo, me puede sorprender o me puede gustar si es que cumple con cierto rol o estereotipo social.

Al que entrega volantes muchas veces lo ignoramos o evitamos, al artista callejero lo contemplamos -a veces nos gusta lo que hace y a veces no, le dejamos algo o seguimos-, al señor que le faltan dos piernas y que está sentado en la calle esperando una colaboración económica por los demás, lo miramos sin expresión, pero con cierta compasión o indiferencia -depende del día, depende cómo estemos de humor-. El que va caminando en traje y corbata hablando por celular nos da la impresión de que no tiene vida pero sí tiene todo, incluso más que todos nosotros que leemos esto. La viejita que va caminando con el carrito de verduras y un bastón en mano, nos da a entender que aunque le quede poca vida, hoy tiene el almuerzo asegurado. El hippie de la esquina que vende pulseras artesanales nos da a entender que es un vago porque no está haciendo lo que todos debemos, cuando en realidad él está más perdido en cumplir sus sueños que nosotros con nuestras obligaciones. Esas personas que entran a los comercios con las manos vacías y bolsillos llenos, y que salen con las manos llenas y los bolsillos quemados, cuando seguramente la mitad de esas cosas que compraron las van a desechar mañana. Todos son un alguien que se homogeneiza, que acepta y que se constituye como parte de la sociedad.


Somos algo que no solo quiere tener, sino mayormente parecer y hasta incluso no nos podemos conformar con sólo parecer y no tener, porque si no tenés no sos nada.
Estamos perdidos en eso que queremos parecer y tener; todo el tiempo consumimos, nos perdemos en los límites, en los estímulos, en lo poco que vemos y creemos. Estamos perdidos en convencernos de seguir sometidos a esas normas y rutinas porque creemos que están bien; que si escapamos de esta esfera coercitiva y hacemos algo distinto ya hay algo mal en nosotros y por eso aceptamos todo eso, porque estamos perdidos y no conocemos ni lo sabemos todo.


Lo extraño es lejano y nos aferramos a lo cercano y conocido para sentirnos protegidos. Aceptamos el sistema, los hechos sociales, los estereotipos; aceptamos el hecho de que a la noche se duerme y de día "vivimos". Que si no tenemos plata no podemos ir al cine (algunos no lo aceptan y roban, claro). Aceptamos las cosas y no cuestionamos, nos callamos porque nos sentimos obligados y nos conviene. Somos una sociedad que se produjo, que se formó y se destruye a sí misma. Porque siempre estamos perdidos: ahí, allá, acá. En esto, en eso y en aquello. Somos miradas y ojos que dicen algo, somos rostros que reflejan una sola cosa, somos acciones, gestos, palabras, interacciones, discursos, historias, ideas y pensamientos. Somos eso que queremos y no queremos, eso que tenemos y no tenemos. Somos lo mejor y lo peor que existe sobre el planeta Tierra. Somos la mejor y peor perdición de nosotros mismos.

Leer más...
Leer más...

18 abr 2015

Reflexiones filosóficas: ¿Por qué estamos acá?

13 comentarios:
Hoy inauguramos una nueva sección en el blog (sí, creo que los estoy hartando con nuevas secciones, y más porque nunca escribo de lo mismo) y trata sobre algo que me encanta y que tengo ganas de compartirlo con ustedes desde hace rato. El mundo de Aylu fue pensado también para compartir reflexiones y hacernos filosofar y hoy llegó el día de comenzar con eso.

Me considero una persona bastante reflexiva y analítica, me gusta pensar las cosas (a veces me canso de ello) y me gusta abrir mi mente, conocer cosas nuevas, preguntarme sobre absolutamente todo y encontrar las respuestas. Y ojo, no hay respuestas para todo -o eso creo yo ahora-.
Sé que no a todo el mundo le gusta la filosofía y más de uno debe creer que es aburrida y no sirve para nada, pero déjenme decirles que la filosofía constantemente está rodeándonos e incluso ella fue la madre de todas las ciencias. Sí, la madre de las ciencias naturales, exactas, sociales, etc. Todas. Es decir que sin ella, hoy no tendríamos a ninguna y nosotros más o menos no nos hubiésemos desarrollado intelectualmente ni científicamente. No seríamos nada.
Hacemos filosofía desde que somos niños: "-¿Mamá, por qué el cielo es celeste?", "-Papá, ¿por qué el sol es brillante?" Preguntas y más preguntas... el pensar, el reflexionar, el hablar con uno mismo... eso, eso es filosofía. Y aun así, nunca dejamos de hacer filosofía, ¿o me van a decir que nunca en su vida se pusieron a pensar sobre algo que les pasó y se preguntaron por tales cosas?

Creé esta sección con el fin de que todos podamos encontrarle sentido a algunas preguntas y sobre todo a la vida. Me encanta charlar sobre estas cosas y debatir sobre los temas que nos rodean a nosotros, los seres humanos.

Sé muy bien que cada vez que entran a mi blog se sienten totalmente desorientados, porque nunca encuentran un post igual a otro ni mucho menos un tema definido. Ya sé, soy un desastre y eso suma un punto en contra a mi blog, porque no es bueno no tener un tema definido del qué escribir. Pero es que es más fuerte que yo el hecho de que me gusta de todo un poco y que amo leer y escribir de todo un poco. Así que bueno, tendrán que acostumbrarse e intentar adaptarse al hermoso quilombo de El mundo de Aylu. Y sí, así es mi mundo.

¿Por qué estamos acá?

Creo habérmelo preguntado más de una vez. Y no, no hablo de "acá" refiriéndome a mi blog o a internet; hablo de acá de la vida, de este lugar... de este planeta, de este universo.
¿Por qué llegamos a parar acá y no en otro lugar? ¿Hay otro lugar? ¿Podríamos haber llegado a parar a otro? ¿Y por qué no lo hicimos y vinimos acá? ¿Con qué fin? ¿Para qué? ¿Por qué nacimos acá y así? ¿Qué somos? ¿Por qué somos así?

Creo recordar que desde chiquita el pensamiento de que "nacimos porque tenemos una misión que cumplir en este mundo" se inculcó mucho en mi mente. O el "nacimos para vivir y hay que disfrutar la vida..." ¿quién alguna vez no escuchó o dijo eso?
Para ciertas personas, desde la perspectiva científica, nacemos, nos desarrollamos y morimos. ¿Es del todo cierto? No voy a contradecirla, pero creo que hay un mucho más entre medio de esas palabras. Somos seres humanos que necesitamos encontrarle el sentido a las cosas o sino nos volvemos locos, necesitamos comprobar, creer y entender, ¿sino qué sería de nosotros?

Yo creo que todos los seres humanos somos distintos uno del otro, o como dice mi profesor de Pensamiento Científico: "somos seres singulares". No hay nadie igual a nosotros, NADIE. Por lo tanto, nuestros pensamientos, experiencias y saberes tampoco son iguales a los demás, y eso, déjenme decirles que es una de las cosas más hermosas que nosotros los seres humanos poseemos: el ser distintos.
Si todos tenemos la capacidad de ser distintos y hacer-gustar-pensar cosas distintas, eso quiere decir que todos vinimos acá para hacer algo diferente.

A fulana le gustan los animales y quiere ser veterinaria para salvarlos, a fulano le gusta la medicina y sueña con salvar a la gente de enfermedades, a mengana le gusta la psicología y le gustaría tratar a la gente y ayudarlos con sus problemas. A Carlitos le gusta la ingeniería y está estudiando eso en la UBA porque quiere en un futuro desarrollar y diseñar estructuras físicas y teóricas para beneficiar a la sociedad y a las industrias. A Aylén le gusta escribir y viajar y está estudiando Comunicación Social para ser periodista de viajes, para viajar por el mundo, conocer a la gente, comunicar y ayudarla (????, a Juan le gustan las series de crímenes y hasta hace poco probó matar a alguien y le encantó (?). Okay no, vayamos al caso.

¿Se dan cuenta de que todos tenemos aspiraciones distintas? ¿Por qué será eso? ¿En realidad vinimos con una misión?
No lo sé, ¿misión, pero de qué misión me estás hablando? ¿Yo sí o sí tengo que cumplirla antes de irme de este mundo? ¿Y si no la cumplo, no me voy?
No lo sé.
Esta pregunta volvió a surgir en mi cabeza ayer por la tarde cuando viajaba en el auto y escuchaba If i lose my self de Alesso mientras miraba a la gente de la calle por la ventana. Algunos caminaban, otros andaban en bici, muchos entraban a comprar en los negocios... otros salían de ahí con las bolsas de comprar. Vi a nenes jugando, a un señor llevando un carrito con una garrafa de gas, vi gente manejando autos, personas utilizando el teléfono celular dentro de los colectivos... vi de todo y me pregunté para qué estábamos acá.
¿Simplemente estamos? ¿Por qué estamos y por qué somos así? ¿En dónde estamos? ¿Y por qué transformamos y cambiamos el lugar en donde estamos? Antes los autos no existían, tampoco los colectivos, ni los celulares...
¿Vinimos acá para morir? ¿Para consumirnos? ¿Para distraernos e irnos lo más rápido posible? ¿En realidad sabemos lo que es vivir? ¿Somos felices? ¿Y si en realidad no estamos acá y todo es una ilusión? ¿Cómo saberlo?

Podemos reflejar la diferencia en los colores y en los mundos. Yo creo que todas las personas estamos llenas de colores de todos los tonos y gamas. Imagínenselo, ¿no sería divertido ver a las personas por el color que reflejan, por los colores que son? Yo me buscaría a una persona que tenga todos los colores del arcoiris, por supuesto. Y si tiene un poquito de negro y blanco mejor, siempre es bueno el equilibrio, nunca es bueno que todo sea lindo y color de rosa. Tampoco tan oscuro ni tan claro...

También las personas somos mundos, ¿no? ¿Alguien más piensa así como yo? Cada uno con sus gustos, pasiones, pensamientos, hobbies, virtudes y defectos, locuras, ganas, humor, personalidad... ¿no les parece? Y creo también que nunca terminamos de conocernos ni mucho menos conocer la vida o el lugar en el que estamos... casi siempre estamos ocupados en otras cosas.

El punto es, que cada vez que me pongo a pensar el por qué estamos acá, me pongo a pensar en mí y en lo que quiero hacer. La vida no es del todo hermosa y estamos llenos de cosas feas, pero también hay cosas lindas.

Siempre digo y pienso el por qué las personas que dicen no creer en Dios aseguran de que no existe porque hay guerras, hambre y sufrimiento y él no hace nada para detenerlos. ¿No piensan que los que hacemos esas cosas somos nosotros y no él?
¿Y las cosas buenas, qué? ¿Acaso en este mundo no existen las cosas buenas y hermosas?
Claramente existe un bien y un mal, ¿pero por qué siempre le dan importancia al mal y acusan a Dios y su existencia? ¿Por qué no ven las cosas buenas? ¿No se dan cuenta de que somos seres débiles e inferiores?
Siempre nos creímos superiores, grave error. Tendremos la capacidad de razonar y de inventar cosas... tenemos mucho y aún así por vivir en una diminuta partecita del infinito universo nos lo creemos todo, qué irónico. Y ni siquiera terminamos de conocerlo todo y aún así aseguramos que hay cosas que no existen. No podemos ser tan inútiles, por favor.
Piensen: el mundo es una mierda, hay de todo y estamos rodeado de mal y cosas feas; pero también existe el bien y las cosas buenas, ¿o me vas a decir que no?
Es un tema bastante interesante que podríamos seguir debatiéndolo en otro post (?).

Puede que estemos acá por una misión, también puede que estemos acá para vivir, disfrutar de la vida y luego morir. Pero también estamos acá para hacer cosas, para movernos, para crecer, para compartir, para experimentar, para reír, para aportar un granito de arena con nuestros colores, gustos, pasiones y todo nuestro mundo.
Podemos compartir nuestro mundo con los demás y hacer las cosas un poco más lindas. No importa cómo. Todos tenemos una pasión y algo que hacer acá, hay que descubrirse y conocerse a sí mismo, y la filosofía puede ayudarte mucho en eso. ¿Qué es lo que te gusta? ¿Qué es lo que querés? ¿Qué es lo que te gustaría hacer? ¿Qué te hace bien y mal? ¿Qué necesitás?

Vinimos para hacer muchas cosas, y creo que una vida no nos alcanza para hacerlo todo. Vinimos para conocernos y conocer el mundo, vinimos para ser felices y tristes, vinimos porque no lo pedimos y no nos quedó otra que venir. En realidad puede que nunca sepamos por qué vinimos acá, pero hay que darle la vuelta y encontrarle un sentido. Cada uno puede darle uno distinto, porque después de todo somos seres singulares, ¿o no?

Mi conclusión final es, que si día a día nos dedicamos a autoconocernos, autoencontrarnos y autodescubrirnos, vamos a encontrar eso que queremos y vamos a entender el por qué estamos acá.
Yo por lo menos ya lo sé, y estoy muy feliz por eso. Es mi motivación de todos los días y mis ganas de vivir siempre.

Buen fin de semana<3.

¿Necesitás inspiración?

Hace unas semanas escribí un mini e-book sobre inspiración que se titula: "Encontrá eso que te inspira" y lo podes descargar totalmente gratis -bueno, algo así, es cambio de un tuit- en este enlace.


¡Fui entrevistada!

Creo que ya lo comenté una vez por acá pero quiero volver a hacerlo, simplemente todavía no lo supero y me pone muy feliz haber sido entrevistada por alguien. En ella pueden leer un poco sobre lo que escribo y algunos consejos para las personas que también lo hacen. Pueden pasar a leerla acá.


Pequeño adelanto del próximo post:

Estoy con muchas ganas de escribir más crónicas universitarias por acá así que seguramente el próximo se viene algo con experiencias, consejos y respuestas a algunas preguntas que me hicieron en los comentarios. Así que prepárense (?).
Leer más...
Leer más...