4 sept 2018

Sé el cambio que quieres ver en el mundo


A cinco cuadras de mi casa

Cuando era más chica asigné esta frase como premisa principal de mi filosofía de vida. Entendía por ella que no solo debo ser un ejemplo o modelo de persona para mejorar las cosas de mi entorno y del mundo sino que mis actitudes positivas podrían contagiar a las demás personas y así lograr que muchas hagan cosas buenas por el bien de la sociedad. En esa época comencé a asistir una vez por semana a comedores comunitarios y realizaba actividades recreativas con las niñas y los niños de los barrios más carenciados del conurbano de Buenos Aires.

Creí que si yo misma me esforzaba por mejorar las cosas, realmente todo iba a mejorar. Pero las sonrisas de esos niños duraban lo que duraba mi visita, porque al volver a sus realidades todo era distinto y yo no podía hacer nada para cambiar sus condiciones de vida. Yo sí era un cambio en el mundo porque comencé a hacer algo por lo que creía que estaba mal, pero no lograba cambiar por completo el mundo ni la vida de nadie. Mi ejemplo ni mis acciones iban a conseguir que el hambre y la pobreza dejaran de existir porque eso jamás dependió de mi voluntad individual sino la de una base y un sistema social que va más allá de mi misma.

Después de darle vueltas y vueltas a la frase, concluí que la responsabilidad individual de la que tantos hablan es una acción aislada que se desfigura en el aire mientras la gente que tiene el poder de dirigir y manejar las condiciones sociales y económicas hace lo contrario a mi propia acción idealista de cambiar el mundo. Ayudar a los demás comenzó a significar algo mucho más que la simple solidaridad y el buen corazón.

Dicen que sé el cambio que quieres ver en el mundo lo dijo Gandhi, un gran influyente político de la India que predicó la paz y el nacionalismo y que hoy en día es reconocido mundialmente por su buen ejemplo. Es casi como una figura a lo Frida Kahlo, lo podemos encontrar en todos lados: en librerías, películas y hasta en diseños de almohadas para decorar ambientes.

Yo soy el cambio que quiero ver en el mundo, pero a Gandhi le faltó explicar un par de cosas más. Por eso aún me pregunto qué hay detrás de esa famosa frase que cada vez que la leo y la pongo en práctica siempre encuentro algo nuevo.

2 comentarios:

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  2. Muy buen punto. Yo mismo le planteé lo mismo a mi viejo... él tenía la idea de abrir un comedor junto a unos tíos que vivían en el Conurbano (contaba además con el apoyo del Padre Farinello). Posteriormente, por distintas razones de fuerza mayor el proyecto quedó en la nada. Yo mismo le dije que me parecía muy loable, pero algo utópico lo que pretendía. Quizás iba a lograr que un puñado de gente no quedara sin su plato de comida, pero desgraciadamente hay millones solamente en el país.

    También un día advertí, desesperanzado, que la situación no mejoraba por lo mismo que decís, que todo podría mejorar en tiempo récord si los responsables y los poderosos, los que tienen tiempo, dinero y medios realmente se ocuparan de la problemática, pero a ellos no les interesa porque son los impulsores de este mismo sistema perverso.

    Él, entre otras cosas, me respondió que si bien había algo de verdad, que no se podía terminar con el hambre, la pobreza y las injusticias, también era cierto que el cambio estaba en las personas que día a día peleamos por hacer un mundo mejor. Por supuesto, lo ideal sería si uno pudiera cambiar la realidad, pero todo suma. Es el famoso granito de arena. Si vos vas una hora a un comedor y jugás o dialogás con los chicos, ellos tienen una sonrisa que probablemente dure esa hora, como decías. Siempre va a ser preferible a que no tengan ninguna. Hoy en día, la mejor forma de luchar contra la adversidad es haciendo lo que te dicta la buena fe y todo lo que puedas hacer, vale. Esa es la gente que el día de mañana sí va a poder reconstruir todo lo que hoy está devastado. Siempre que haya buena fe, va a haber esperanza.

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