27 jul 2018

Cuando te cuesta escribir pero necesitás contar

7 comentarios:


Otra vez reniego con el sistema de la facultad que no me asignó las materias que pedí, así como en todos los cuatrimestres que comienzan con una lucha por cursar en horarios difíciles. Todo es una burocracia que carcome la paciencia y las ganas de empezar.

Este año dejé el trabajo porque no me dejaban estudiar, salía a las doce de la noche de ahí y no me daban días de estudio y a pesar de que me ascendieron tampoco me aumentaron el sueldo como me habían prometido. Tuve problemas con mi jefe y muchas veces volví a mi casa llorando. Pensé en buscar otra cosa mejor y mientras tanto quería estudiar y volver a dedicarme a lo que más me gusta hacer que es escribir. Ahora escribo en Revista Ahora y seguramente sea redactora en otra pero por el momento no tengo un trabajo fijo ni remunerativo.

Cuando cumplí veintiún años me volví a dar la cabeza contra la pared y entendí que las cosas no me iban a resultar tan fáciles como pensé. Perdí a muchas personas en mi vida y se murió mi gato. Lo extraño tanto que sueño todos los días con él, que viene y yo lo abrazo. Todavía me duele tanto que siento no superarlo nunca más.

Me enamoré por primera vez, conocí gente nueva y por un momento sentí que mi psicóloga quería convencerme de que lo mío no es escribir sino que hay otra cosa por ahí. Conocí en persona a mi escritora favorita y hablamos mucho sobre la escritura y lo que nos pasa a cada una cuando nos bloqueamos. También me decepcionó la persona que más admiro en mi casa y ahora todo es distinto.
Descuidé muchas cosas y casi me cambio de carrera pero estudié tanto que en economía me saqué un cuatro y después un diez. Perdí mucho por descuidar y calculé que me faltan tres años para recibirme pero que me importa  más lo que aprendo que el tiempo que me falta.

Soñé tantas pesadillas que comencé a contarlas como anécdotas y a analizarlas en relación con mí día a día como si intentara autopsicoanalizarme. Al fin y al cabo este blog es solo una ensalada de cosas que escribí y quise compartir pero que quedó ahí y ahora ya no tiene importancia. Muchas veces tuvo una cierta tendencia a ser un diario íntimo aunque no lo fuera o aunque no quisiera. Gracias a él entendí que una escritora es una persona que vive mucho y a veces le cuesta escribir, pero que siempre necesita contar.


Leer más...
Leer más...